dimarts, 20 de setembre del 2011

Hay que estar atento

Lo que parecía un nuevo resurgir de mi vida conyugal después de aquel inconveniente que tuve por decir la verdad, ahora se convirtió en una sucesión de hechos frustrantes que no parecen tener fin.

Vean ustedes y juzguen mi proceder en este breve relato que paso a narrar:

El domingo pasado iba acompañado por mi esposa rumbo a la iglesia, mi necesidad de confesarme ante el Altísimo era fuerte y urgente pues los últimos acontecimientos me habían cargado de dudas y mi estabilidad emocional dependía de la posibilidad de poder compartir mis emociones más íntimas que, en estos tiempos, estaban alejadas de la comprensión humana.

Nos disponíamos a cruzar la calle cuando veo algo tan emocionante que por un momento me pareció que estaba soñando, no podía creerlo, ¡¡¡asombroso!!! ¡¡¡Nunca me hubiese imaginado que podría pasar algo así!!!

Les aseguro que mis ojos se llenaron de incredulidad y asombro ante tan fuerte visión y así, se lo relataba a mi esposa mientras que, sin dudarlo, le sacaba una fotografía con mi celular para documentar aquel momento y aquí les muestro la imagen:



Quedé perplejo, no por la instantánea que acababa de obtener, sino por la reacción desmesurada de mi señora esposa.

No la entiendo, no me entiende, ¿cómo puedo saber yo que ella iba a reaccionar así porque le saqué una foto a un perro que conducía un auto? ¿Ustedes no harían lo mismo que hice yo para documentar ese momento?

Afortunadamente el proctólogo me ayudó a recuperar el teléfono móvil.

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